APUNTES DE
POLÍTICA EXTERIOR
Oscar Maúrtua de Romaña *
En el marco de la segunda vuelta
electoral y luego de revisar los planes de gobierno de ambas partes, es
fundamental hacer énfasis en lo esencial que es contar con una hoja de ruta gubernamental
que aborde la política exterior del país. Más aún, cuando estamos próximos al Bicentenario
de la República y a los 200 años fundacionales de nuestra Cancillería.
El Estado Peruano es miembro de las Naciones Unidas – ONU (y de todas sus agencias especializadas: por ejemplo, FAO, UNICEF, UNCTAD, Banco Mundial, FMI, UNODC, Organización Mundial de Comercio – OMC, Organización Mundial de la Propiedad Intelectual - OMPI, etc.), de la Organización de Estados Americanos – OEA, Banco Latinoamericano de Comercio Exterior, de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños – CELAC, Alianza del Pacífico, Foro para el Progreso de América del Sur – PROSUR, Organización del Tratado de Cooperación Amazónica - OTCA, Banco de Desarrollo de América Latina - CAF, Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe - SELA, la Comunidad Andina – CAN, entre otros, teniendo una representación y participación activa en los mencionados foros internacionales, los cuales, coadyuvan a fortalecer las relaciones peruanas con sus pares en la región y en la comunidad subregional, regional y mundial, activando una serie de herramientas de cooperación y recursos asistenciales a su disposición para los fines de cada organización aludida.
Por el lado jurisdiccional, el Estado Peruano ha aceptado la competencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ha acogido la jurisdicción de la Corte Penal Internacional tras haber ratificado el Estatuto de Roma y reconoce, naturalmente, los fallos de la Corte Internacional de Justicia, habiendo ventilado el caso relativo al diferendo marítimo con Chile.
En dicho contexto, es innegable resaltar el buen manejo y credibilidad que el Estado Peruano ha ganado a nivel internacional y que constantemente es fortalecido e innovado, debido a que la política exterior peruana no es política gubernamental, sino que es política de Estado. Me refiero, de manera específica, a que nuestra posición a nivel internacional no debe verse afectada por sesgos políticos dedicados a únicamente ganar la intención de votos del electorado, ya que hay 200 años de historia y prestigio obtenido por la Cancillería que deben prevalecer a favor de los intereses del Estado. Obviamente, que nos basamos en principios de Derecho Internacional como son el respeto a los tratados, propugnar la soberanía permanente del Estado sobre sus riquezas y recursos naturales, solución pacífica de controversias, no intervención en asuntos internos, al espíritu de solidaridad, a la voluntad de cooperación, es decir, al compromiso primordial de preservar y cautelar, los derechos del ser humano; y a la par de cuidar a la paz y seguridad del planeta.
El fenómeno migratorio es de especial interés y compromiso para el Perú y su política exterior acorde con el Derecho Internacional Humanitario que acoge solidariamente, a más de un millón de hermanos venezolanos. También ha coadyuvado a la creación de sendas curules para que las Comunidades de Peruanos en el exterior ejerzan a plenitud sus derechos y deberes ciudadanos, manifestados en su compromiso de pertenencia a la Patria que los vio nacer y a la que contribuyen, inclusivamente, con remesas que aportan al desarrollo nacional.
Por ello, nuestro principal objetivo debe ser fortalecer el multilateralismo y los lazos diplomáticos que el Estado Peruano ha fomentado durante años y décadas, con la finalidad de mantener dinámica la cooperación internacional y estimular el largo y sinuoso camino de la auténtica colaboración interestatal, lo que tiene incidencia directa en la voluntad integradora, que debe existir entre los Estados.
Nuestros límites territoriales ya se encuentran definidos, lo que se proyecta en sendos Gabinetes Binacionales; nuestras alianzas y bloques de cooperación en los distintos foros se hallan delimitados; la reafirmación de nuestros intereses a nivel internacional se encuentra en proceso (adhesión a la OCDE, ejecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible – ODS, compromiso con la defensa y preservación medioambiental, etc.), y en manos de nuestras principales delegaciones, razones por las cuales nuestro próximo poder ejecutivo deberá ser propositivo e innovador, ya que nuestro comportamiento internacional nos ha otorgado significativos beneficios y buenos réditos a nivel de inversiones, comercio e imagen de seriedad y apego al derecho internacional. Es a través de la Cancillería que debemos apuntar a nuestro principal objetivo y horizonte que es el de fortalecer y afianzar nuestros acuerdos comerciales a través de nuestra política de comercio exterior y mantener nuestra posición diplomática en la Cuenca del Pacífico, próspera pertenencia, que nos viene generando dividendos.
La dinámica global, en el mundo
volátil vigente, nos demanda dinamizar acciones como evaluar la efectividad de
la OMS y de la OPS, de las que somos miembros y contribuir a su fortalecimiento.
También tenemos que adherirnos a la Convención del Mar, estando pendiente, asimismo,
la aprobación parlamentaria del Acuerdo de Escazú y el TPP-11. También debemos
promover la revitalización del Convenio Andino de Salud “Hipólito Unanue” para
dar respuestas eficientes a una pandemia que no reconoce fronteras y a futuros
riesgos de salud pública. También tendremos que incentivar la presencia del
Perú en entidades que nos generen resultados prácticos para atender las
necesidades de nuestra población: inversiones, salud, ciencia, tecnología,
seguridad alimentaria, entre otros rubros que exigen experiencia y preparación
técnica. En definitiva, es indispensable disponer de una diplomacia eficiente y
efectiva que genere y dinamice beneficios para todo el pueblo peruano.