Palabras del Emb. Oscar Maúrtua de Romaña, Presidente de la Sociedad Peruana de Derecho Internacional en la III Reunión Mundial de Sociedades de Derecho Internacional
Palabras del Emb. Oscar Maúrtua de
Romaña, Presidente de la Sociedad Peruana de Derecho Internacional en la III
Reunión Mundial de Sociedades de Derecho Internacional
Lima 23 de marzo de 2023
Señoras y Señores,
A nombre de la Sociedad Peruana de Derecho
Internacional deseo expresarles una cálida bienvenida a este Tercer Encuentro
Mundial de Sociedades de Derecho Internacional.
Desde su creación, la centenaria Sociedad
Peruana de Derecho Internacional ha tenido como objetivos el desarrollo del
conocimiento y el estímulo del estudio del derecho internacional en el Perú,
país que ha tenido entre sus más grandes internacionalistas a José María Pando,
Alberto Ulloa Sotomayor, así como personalidades que contribuyeron directamente
al desarrollo del derecho internacional, como Victor Andrés Belaunde, Ex –
Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, don Jose Luis
Bustamante y Rivero, ex presidente de la Corte Internacional de Justicia, y el
embajador Javier Pérez de Cuéllar, ex Secretario General de las Naciones
Unidas.
La Sociedad Peruana de Derecho Internacional
(SPDI) ha buscado, asimismo, generar espacios para discutir las cuestiones de
derecho internacional, particularmente los problemas de carácter americano, y
contribuir a la obra de codificación del derecho internacional.
Su principal órgano de difusión es la Revista
Peruana de Derecho Internacional, que próximamente cumplirá 82 años aportando a
una mayor reflexión sobre el derecho internacional y las relaciones exteriores
del país.
La SPDI se ha caracterizado igualmente por la
realización de encuentros donde distinguidos académicos, internacionalistas,
diplomáticos y catedráticos, debaten acerca de temáticas que nutren nuestra
disciplina. Ello con el fin de propiciar una comprensión más amplia de los
sucesos que afectan la vigencia del derecho internacional y su desarrollo,
especialmente en el actual contexto de rivalidad geoestratégica global.
Señoras y señores,
El Perú, en los albores de su vida
republicana -durante el siglo XIX-, tuvo el privilegio de organizar dos Congresos
Americanos con la presencia, entre otros, del notable jurista francés Paul
Pradier Fodéré, dichas reuniones fueron los antecedentes de la Unión
Panamericana, y posteriormente la Organización de los Estados Americanos (OEA).
En realidad, desde su nacimiento a la
vida independiente, los Estados de América Latina se han caracterizado por
haber ejercido una influencia considerable en favor del desarrollo progresivo
del Derecho Internacional. Ejemplos de ello son el derecho de la descolonización,
la noción de guerras de liberación nacional, la idea de un derecho al desarrollo,
el pleno acatamiento del principio de no injerencia, la doctrina del uti
possidetis, entre otros aspectos.
En la segunda mitad del siglo XX -en el
contexto del desarrollo del nuevo Derecho del Mar, incluyendo la tesis de las
200 millas marinas- el Perú albergó en varias oportunidades al Congreso del
Instituto Hispano-Luso-Americano-Filipino de Derecho Internacional, siendo el
último, ya en pleno siglo XXI, el Congreso en Lima del año 2016. Más
recientemente, en 2022, el Perú fue sede también del 100º período ordinario de sesiones del Comité
Jurídico Interamericano.
Hoy, en un año en el que tanto el Instituto
de Derecho Internacional (l’Institut de droit international) como la Asociación
de Derecho Internacional (International Law Association) celebran 150 años -y
en el que la Declaración Universal de los Derechos Humanos conmemora 75 años-,
el Perú vuelve a recibir una congregación de apreciados juristas internacionales.
Esta vez representantes de diversas sociedades de derecho internacional en el
mundo, con el fin de discutir, en un espacio académico y especializado, sobre
los retos contemporáneos del derecho internacional.
Somos conscientes que, en los últimos
lustros, algunos acontecimientos nos han recordado lo frágil que puede ser la
sociedad de naciones y el orden internacional basado en normas. Ello ha reflejado
lo que algunos han llamado la crisis del multilateralismo y del derecho
internacional.
Basta recordar procesos políticos en diversas
partes del mundo que expresan el auge del nacionalismo, el proteccionismo, el
populismo e incluso el autoritarismo. Estas circunstancias, alertan sobre la
urgencia de defender y fortalecer el espíritu democrático que nuestras naciones
anhelan con el fin de garantizar un desarrollo constante y el pleno respeto a
los derechos humanos.
Frente a lo anterior, debemos redoblar
esfuerzos, desde nuestras tribunas académicas como sociedades de derecho
internacional que han forjado importantes lazos con los Gobiernos y así
fortalecer la doctrina de los publicistas, a la luz del Artículo 38 del
Estatuto de la Corte Internacional de Justicia.
Debemos contribuir a una sociedad
internacional fundada en paz y justicia, en los derechos humanos, que luche por
reducir la desigualdad, que sea consciente de los efectos del climático y de la
protección de los océanos y sus recursos, y que abogue por un mayor
entendimiento entre los seres humanos para la consecución de consensos. Todo lo
anterior en línea con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones
Unidas y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en particular el
Objetivo de Desarrollo 16.
Sobre el particular, mencionaré dos ejemplos
recientes que son de especial trascendencia en el ámbito del desarrollo
progresivo del derecho internacional y su codificación.
Las solicitudes de opiniones consultivas,
tanto ante el Tribunal Internacional del Derecho del Mar y a la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, así como la que se viene gestando en la Asamblea General
de las Naciones Unidas y que sería presentada ante la Corte Internacional de
Justicia próximamente. Todas ellas, desde diversas perspectivas, buscan que las
cortes y tribunales internacionales precisen los alcances y el contenido de las
obligaciones de los Estados frente al cambio climático y sus efectos.
De otro lado, hace pocos días, en Nueva York,
luego de más de una década de debates, se logró acuerdo sobre un nuevo tratado,
en el marco de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, acerca
de la conservación y uso sostenible de la diversidad biológica marina en áreas
fuera de la jurisdicción nacional. Como
lo manifestara el Secretario General de las Naciones Unidas, el instrumento
alcanzado es un paso fundamental para contrarrestar las amenazas sobre los
océanos y será fundamental para garantizar la sostenibilidad de los mares para
las futuras generaciones.
Señoras y señores,
Hasta hace poco, la pandemia por el Covid-19
supuso el principal reto al que la sociedad internacional en su conjunto tuvo
que enfrentarse. La desbordante situación puso en evidencia las falencias y
vulnerabilidades de los sistemas de salud, exacerbando las desigualdades. Por
ello, debemos seguir con atención las discusiones en curso, en el marco de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), tanto para revisar el Reglamento
Sanitario Internacional, como para negociar un tratado Ad Hoc que permita
prevenir la próxima pandemia.
Si bien la pandemia inicialmente ocasionó el
cierre de las fronteras y la interrupción del tráfico comercial, así como el
establecimiento de cuarentenas, entre otros, con el fin de evitar la
propagación del virus; poco después la mayor parte de la comunidad
internacional decidió apostar por la cooperación y la solidaridad, incluso para
lograr la vacuna y considerarla un bien público global.
Otro hecho de grandes consecuencias en el
escenario geopolítico mundial ha sido la invasión rusa de Ucrania. La historia
nos recuerda los nefastos momentos que la sociedad internacional vivió, en el
siglo pasado, ante el estallido de dos guerras mundiales. Por ello, es
trascendental que nuestras sociedades académicas, desde su respectivo ámbito,
expresen su inequívoca condena de la agresión, del uso de la fuerza contrario a
la Carta de las Naciones Unidas, y en férrea defensa del derecho internacional
y la integridad territorial de los Estados.
Pese a que las guerras han existido desde los
inicios de la civilización, las formas de hacer la guerra se han desarrollo aceleradamente,
incluso con las nuevas tecnologías y sistemas de armas que pueden tener graves
consecuencias en el ámbito humanitario, así como respecto de los nuevos
escenarios, como el ciberespacio. Por ello, debemos también velar por el
respeto irrestricto al régimen de desarme y no proliferación, así como a que se
prohíban y regulen los nuevos tipos de armas, especialmente aquellos que no
pueden tener control humano.
Si bien el sistema internacional cuenta con
una arquitectura institucional y jurídica que permite a los Estados solucionar
de forma pacífica sus controversias, es necesario que se tome conciencia de la trascendencia
del respeto al derecho internacional y de los principios que buscan asegurar la
paz y seguridad internacionales.
Nuestro deber académico nos conduce a ser
críticos, incluso quizás a través de una mirada del derecho internacional desde
el hemisferio sur, lo que puede ser especialmente relevante para una disciplina
considerada por algunos como eurocentrista e imperialista. Por ello, consideramos
que se debe seguir avanzando hacia la reforma del Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas y a afianzar la igualdad soberana de los Estados, entre otros.
En tal sentido, consideramos pertinente el
desarrollo de espacios como éste, donde especialistas e investigadores pueden
abordar estos temas desde el pensamiento jurídico internacional, lo que nos
permitirá entender las diversas perspectivas, enfoques y reflexiones que puedan
surgir.
Las sociedades de derecho internacional somos
actores fundamentales en el entendimiento y articulación de esta ciencia
jurídica, así como también, en su difusión y promoción. Por ello considero
también que podríamos considerar formas de contribuir al “Programa
de asistencia de las Naciones Unidas para la enseñanza, el estudio, la difusión
y una comprensión más amplia del derecho internacional”, de la Oficina de
Asuntos Jurídicos de las Naciones Unidas.
Dicho programa incluye, como saben, los Cursos Regionales de Derecho
Internacional de las Naciones Unidas, la Biblioteca Audiovisual de Derecho
Internacional de las Naciones Unidas, y la Beca Conmemorativa Hamilton Shirley
Amerasinghe.
Señoras y señores,
Durante estas sesiones, tenemos una
fundamental labor: direccionar nuestros mayores esfuerzos por el ideal de una
comunidad internacional más justa y pacífica.
Estamos seguros que esta reunión será
provechosa y que todos los participantes aportaremos desde el área donde nos
encontremos y tomando en cuenta nuestras diversas perspectivas, logrando una
Declaración Final que sea robusta y que señale un derrotero para la labor de
las sociedades de derecho internacional en los años venideros. De esa manera
podremos aportar a la construcción de un sistema internacional basado en la
cooperación, la justicia y la paz.
Muchas gracias.