Óscar Maúrtua de Romaña: Apuntes sobre la 28º Cumbre Iberoamericana

 Óscar Maúrtua de Romaña: Apuntes sobre la 28º Cumbre Iberoamericana




APUNTES SOBRE LA 28º CUMBRE IBEROAMERICANA



Por Óscar Maúrtua de Romaña (1)



El multilateralismo iberoamericano es un mecanismo fundamental para la cooperación y el diálogo entre los países de la región, fomentando la integración y la solidaridad entre ellos. Esta forma de cooperación se basa en el respeto a la diversidad cultural y la búsqueda de soluciones comunes a los problemas regionales y globales.


Además, también contribuye a abordar problemas y desafíos comunes, como el cambio climático, la pobreza y la desigualdad. La cooperación entre los países de la región puede ayudar a identificar estrategias conjuntas y eficaces para enfrentar estos desafíos, promoviendo así un desarrollo sostenible y equitativo en la región.


Otra razón por la cual es relevante su fomento y, sobre todo, los escenarios internacionales para su realización, es porque permite que los países de la región participen activamente en la toma de decisiones globales y en la elaboración de políticas y estrategias internacionales. La colaboración entre los países de Iberoamérica les permite abordar cuestiones globales y regionales de manera conjunta, influyendo en los debates y decisiones internacionales y promoviendo sus intereses y valores en la arena internacional.


Finalmente, el multilateralismo iberoamericano puede ser una plataforma para la construcción de una comunidad de países comprometidos con la democracia, la paz y los derechos humanos. La colaboración entre los países de la región puede fomentar una cultura de diálogo y entendimiento, y puede ayudar a consolidar la gobernanza democrática y la protección de los derechos humanos en la región.


1. SEGIB: Secretaría General Iberoamericana


La Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) es una organización intergubernamental que promueve la cooperación y la integración entre los países de Iberoamérica. Fue creada en 2003 y tiene su sede en Madrid, España. Esta secretaría actúa como Plataforma de Apoyo a la Cooperación Iberoamericana para todos los actores del sistema: dinamiza los espacios iberoamericanos, coordina y genera sinergias, sigue y evalúa los Programas, Iniciativas y Proyectos Adscritos (PIPA) y comparte los resultados de esta, a través de un Plan de Acción Cuatrienal de la Cooperación Iberoamericana (PACCI) que se renueva cada cuatro años y cuyos ejes principales de actuación son el fortalecimiento de la Cooperación Iberoamericana; la inclusión social y la mejora de la gobernanza; el conocimiento, la educación superior, la ciencia y la tecnología; la igualdad de género; la cultura para el desarrollo sostenible; la dimensión ambiental del desarrollo sostenible y la innovación, el emprendimiento y la transformación digital.


Entre los principales instrumentos de la Cooperación Iberoamericana los Programas, Iniciativas y Proyectos Adscritos, se enfocan fundamentalmente en tres áreas prioritarias: el conocimiento, la cultura y la cohesión social. Además, se encuentra otro grupo con un enfoque más transversal, abordando temas como la cooperación sur-sur, la seguridad vial, la gobernanza o el desarrollo urbano, entre otros.


Los principales objetivos de la organización son fortalecer el diálogo político y la cooperación entre sus estados miembros, promover la cohesión social y el desarrollo sostenible, y fomentar el intercambio cultural y la educación en la región. También busca promover los valores de la democracia, los derechos humanos y el estado de derecho.


SEGIB trabaja a través de una red de programas sectoriales y temáticos que abordan temas como la igualdad de género, el empleo juvenil, la diversidad cultural y la sostenibilidad ambiental. La organización también coordina varias iniciativas y eventos a lo largo del año, incluida la Cumbre Iberoamericana, que reúne a los jefes de estado y de gobierno de sus países miembros para discutir temas regionales y fortalecer la cooperación


2. Contexto iberoamericano


El concepto de Comunidad Iberoamericana está plenamente vigente. Es evidente que en este punto se parte de la existencia de un legado común (lengua, historia y una común raíz cultural judeocristiana) que pasa también por la presencia de valores coincidentes e instituciones compartidas. Sin embargo, es importante señalar que la idea de Iberoamérica es más la de una realidad que la de una creación artificial. Un espacio percibido en todos los niveles y que se manifiesta con fuerza en los campos de la cultura, de la educación, de la ciencia y de la tecnología, del comercio y, muy especialmente, de las relaciones familiares y sociales. No cabe duda de que los cimientos de esta realidad, que es la Comunidad Iberoamericana, se encuentran en sus lenguas, el español y el portugués, que actúan como elementos centrales de cohesión y creación de identidad al interior del bloque. Hay un terreno amplio para avanzar en la identificación con lo iberoamericano, asumiendo que sus países y sociedades pertenecen a dos espacios diferenciados, pese a la recién señalada proximidad cultural. 


Por un lado, América Latina y, por el otro, los tres países de la Península Ibérica. Por eso la Comunidad iberoamericana debe definirse tanto por lo que es como por lo que no es. Entre lo que Iberoamérica es, hay que comenzar apuntando a la comunidad cultural y social, incluso política, que se refuerza por el uso de dos lenguas comunes (español y portugués) y la pertenencia a dos áreas geográficas bien definidas, América Latina y la Península Ibérica (España, Portugal y Andorra). Pero también es importante tener en cuenta lo que no es. Por ejemplo, Iberoamérica, no es, ni pretende ser, un proyecto de integración regional. La Comunidad Iberoamericana, apoyada en la sólida base histórica cultural y lingüística que le imprime carácter, se nutre adicionalmente del andamiaje institucional que se ha dado a sí misma en el devenir de las últimas décadas a través de las Cumbres, las reuniones ministeriales y, ciertamente, la Secretaría General Iberoamericana. 


Iberoamérica se basa en una multiplicidad de relaciones intangibles, presentes en todos los órdenes de la realidad. El proyecto común, en tanto se impulse sacando a la luz todas sus potencialidades, debería permitir reforzar la cooperación, la concertación y la colaboración en torno a cuestiones claves, como la consolidación de las democracias, el reforzamiento del Estado de derecho y de las instituciones, la recuperación del crecimiento, la disminución de las desigualdades y el acortamiento de la brecha de género, pero también en otros temas como la economía verde, la lucha contra el cambio climático y la transformación digital. Puede afirmarse que hay a lo menos tres razones que justifican la voluntad de afianzar la Comunidad Iberoamericana:


  1. La Comunidad es un espacio sin exclusiones para que los distintos Estados miembros asuman la defensa de aquellos principios y valores que les son comunes.

  2. La Comunidad es un espacio para que los países puedan articular respuestas coordinadas y conjuntas frente a problemas globales. 

  3. La Comunidad es un espacio para generar una cooperación que contribuya a resolver problemas ciudadanos de la más diversa índole y permita expresar valiosos vínculos interestatales de solidaridad.



 3. Alcances de la XXVIII SEGIB en Santo Domingo


La XXVIII Cumbre Iberoamericana de Jefes y Jefas de Estado y de Gobierno se realizó el 24 y 25 de marzo de 2023 en Santo Domingo, en República Dominicana, bajo el lema “Juntos por una Iberoamérica justa y sostenible”. Se centró en promover el crecimiento económico y el desarrollo social en la región mediante la inversión en educación, innovación y espíritu empresarial, particularmente entre los jóvenes. La cumbre resultó en la adopción de la Declaración de Santo Domingo, que delineó los compromisos y prioridades de los estados miembros en estas áreas.


Las 22 naciones reunidas en la Cumbre de República Dominicana adoptaron cuatro instrumentos a través de los cuales las naciones establecieron su posición y propusieron soluciones a los principales desafíos que tiene el bloque. 


Frente al cambio climático que trae como consecuencia la pérdida de biodiversidad y la contaminación, se adoptó la “Carta Medioambiental Iberoamericana”; documento que manifiesta la visión de las naciones hacía la protección del medio ambiente con herramientas como normas y políticas públicas referidas al asunto.


El segundo, es la Carta de Principios y Derechos Digitales Iberoamericana, que coloca a las personas en el centro de la transformación digital inclusiva, atiende a las brechas existentes y evita nuevas, y promueve principios que los Estados deben tener a la vista al implementar las legislaciones nacionales y poner en marcha políticas públicas.


El tercero es la Estrategia para alcanzar la seguridad alimentaria, que propone, entre otras medidas, aumentar el comercio intrarregional y el desarrollo de cadenas de suministro más resilientes, consolidar la agricultura familiar, expandir el acceso a financiamiento para transformar los sistemas agroalimentarios y fortalecer la infraestructura digital rural.


El cuarto, y último, es el Comunicado Especial sobre Arquitectura Financiera Internacional, que sistematiza una propuesta para avanzar hacia un sistema financiero internacional más justo, inclusivo y flexible, que permita a los países iberoamericanos afrontar de mejor manera los procesos de recuperación post pandemia, de transición energética, de adaptación climática y de lucha contra la desigualdad.


En ese sentido, viene siendo momento que la UE y Latinoamérica asuman su potencial estratégico en un escenario internacional cambiante y con múltiples desafíos, siendo conscientes que la propia realidad actual de su relación es muy distinta a la de hace una década o dos, al existir mayor corresponsabilidad en una amplia gama de temas (seguridad, cooperación, medio ambiente), que requieren compromisos y acciones concretas. Valiéndose de la convergencia de intereses entre ambos bloques, la nueva agenda europea-latinoamericana deberá cubrir necesidades estratégicas, como el diseño de una agenda digital para América Latina, el desarrollo de proyectos sostenibles, inclusivos y resilientes bajo el paraguas del Global Gateway, un aumento en los fondos de cooperación destinados a reducir brechas en salud, educación e infraestructura; o el establecimiento de programas de transición energética con altos estándares medioambientales y sociales.


No cabe duda que el sistema iberoamericano constituye un valioso mecanismo para la profundización y el mejoramiento de las relaciones entre el hemisferio latinoamericano y europeo a través de España – que detentará la presidencia del Consejo de la Unión Europea en el segundo semestre del 2023. La participación del Perú en los distintos organismos sectoriales que ofrece este espacio de integración, así como en las cumbres de líderes políticos, de ministros de economía, de ciencia y tecnología, entre otras, podrán contribuir a dar un impulso sustancial a la cooperación empresarial y al diálogo público-privado, al fortalecimiento de cadenas de valor que involucren a las mypymes, y al aumento de la inversión en conocimiento; bajo un marco de interculturalidad, de democracia social y equidad. En ello se basa el viejo adagio del desarrollo latinoamericano.


(1) Jurista y diplomático peruano. Ex Canciller del Perú y Presidente de la Sociedad Peruana de Derecho Internacional.

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